Determina qué conservar, desechar, adaptar y consignar.
Elimina la incertidumbre de qué ponerte cada mañana.
Desarrolla prácticas organizacionales que mantengan tu armario bajo control.
Recibe una lista de estilos sugeridos para agregar en el futuro.
Termina con un armario lleno de ropa que amas y usas.